viernes, 30 de abril de 2010

Velas de armas: Entrando por el espejo de Juan Calzadilla



-Milagro Haack-


“ El arma sobrehumana de múltiples filos no admite que la entreguen.”
Henri Michaux
De: “El infinito turbulento” (1957)

Cuando se encuentra a un artista coronando los diálogos entre las artes, su palabra es visual, dibuja lo poético con acertado ojo hacia la fusión llamativa de mirar ese más allá de lo cotidiano, ese otro espacio que respira por el instante captado en el otro santiamén futurista, esperándolo con la genialidad de un creador, plasmándolo con acento de afinado mundo, dando luz a lo no palpable, transformando sus peldaños en altozano campaneo, conurbano al acorde en avenencia como signo de referencia para las nuevas generaciones, sobre todo en la poesía visual, que nos va dando ese despojar lo que dices. Entonces, el lector regresa a sus escritos anteriores, a su pasión por las artes de su país, para luego verlo entrar en distintos espacios con la misma propiedad, y se -los- unifica con maestría al saberse un -ser integral-.

Su línea, su trazo, nos llevan a la vela de armas: Sólo tengo ojos para lo que no existe/ Pues todo lo visible es lo que ya ha sido creado, con aplomo nos da tallo de la raíz habitable: meditación precisa del paso imperceptible, de un pensador, Sin resistencia, sin necesidad de nombrarlo/ Nuevamente por las palabras/. Juan Calzadilla, sólo le importa iluminar la torre del propio ser, reanudarlo, grabando al hombre en concordancia natural con su esencia creativa desde médula del universo como parte del mismo, Y que, por eso, persiste / bajo una forma evidente, que es presencia/ Ajena a todo esfuerzo, / A toda entrega, a toda dádiva. Por ello, la observación del entorno, verse a si mismo en espejos iguales atento al pensamiento integral, nos conduce en esta lectura hacia La página :

El pensamiento más trivial se torna necesario
cuando sabes prescindir de la rutina del diálogo
y vuelves al estado en que hallas,
concentrado para suponer
que ahora mismo podrás escribir un poema.
Con más razón si frente a ti la página
su blancura extiende sobre esta mesa pobre
ante la que una silla confortable
alarga sus dos brazos para dar más empuje
al gesto con que tomas la pluma.
Dispones de la calma inocente del tiempo
que, sin prisa, aguarda a que elijas
la primera palabra
cuando el dictado tenue y laborioso
de la luz que entra por la ventana
arroje un foco de azar sobre la página
donde no has escrito nada

Arte hacia el arte, saber comunicar con tono propio sobre el quehacer escritural, del cómo y hacia dónde el creador debe rodar su mirada, la observación retorna por la hebra del contexto acompañante del instante, cuando los habituales objetos pasan desapercibidos, en este texto se hacen visuales, cobran vida, pasan a ser entes, son parte del escritor, y los toma como un miembro más de su cuerpo, notorio en pensamiento y acción del intervalo.

La página es el reto, es lo blanco que va tomando el signo de la mesa y más allá de ella, lo infinito de la silla con sus -dos brazos para dar más empuje -; la humanización del desvelo marcando la diferencia entre un estilo del vacío presente y el vaso del vacío futuro, para luego llenarlo desde el mismo dibujo donde se inicia el bosquejo en claroscuro cuando el pensamiento cambia la mesa: la mesa escribe con las manos de la silla, la mesa y la silla universal en diálogo con la vela de Juan disertando sobre arte -integral- desde el marco de su umbral con la abertura en Consejos a los jóvenes poetas

No digas todo de un golpe,Dilo poco a poco.Manda al diablo la versificación y la métrica.La impostación y la retórica.Promedia tus necesidades de verbalizaciónde modo que tu discurso no resulte largo ni torpe.El poema como el aliento debe ser corto,y las palabras no demasiado enfáticaspara que, cuando te sientes a escribirdigas con exactitud todo lo que nuncaLlegarás a saber de las cosas.

Se deja correr el velo de las iniciaciones, todo lo exacto deja de serlo, en las búsquedas se les llega con ese poco a poco , descalzando los cumplidos convenios, para entrar en el aliento , con su respirado ritmo, distinto en cada ser creativo y las palabras brotan de la oscuridad donde se encuentran, sin adorno, ella misma se nombran cuando es brasa de lo – que nunca llegarás a saber de las cosas -, tus iguales, al observarte como parte de un entorno creado y alimentado de naturas, seres desenterrados del polvo de lo cotidiano con su rapidez entre los dominios del palpitante universo literario, vaciando el igual vaso con visitados espejismos dentro todas las artes hasta que, efímero pueda someterse, anudarse, al original molde: una voz descubriéndose entre las cosas de todas las voces.


II

“ Adquiero la huella de la vida y de la muerte
En el aire líquido”
André Breton
De "El aire del agua" 1934

Sobrevuelo, en este medito dejado recientemente en mis manos por Juan Calzadilla, me voy un poco más, voy hacia la biblioteca, me encuentro con el “Compendio visual de las artes plásticas de Venezuela”, lo ojeo de nuevo, observo las ilustraciones como cuando estudiaba, marcando una etapa de encuentros. Su palabra fluye del génesis con la claridad que acoge lo investigativo, su ojo velador del arte, el cual cultiva en todas sus manifestaciones hasta restaurar el hallazgo. Retorno, soy pequeña ante su sabio pensamiento, no nada más de la literatura venezolana sino de la totalidad donde se reconoce, un poco más allá, dialogar en lectura es voltear, buscar otros obras sin prisa para volver al recorrido cuando dice Yo es otro

Lo que el espejo dice de mí
no crean que me reconforta.
Cuando me veo en él me veo perdido
como si, más que un espejo,
se tratara de mi fosa.
Ya quisiera yo verme en él de cuerpo entero,
libre de edad y de los estragos del tiempo
sin recibir amenazas
de una sustancia extraña y lisa
que tomándose atribuciones
y hablando en mi nombre
se empeña en demostrar que
ese que veo en el espejo no es yo
sino otro.

Mágico desdoblamiento frente al objeto en reflejo. Se dialoga, se entra por lo profundo de sus aguas, navegando hasta percibirse lo transparentemente humano. La voz no divaga, se enfrenta a la sombra del otro , dentro de una sustancia extraña y lisa , que se parece o refleja al yo, lejos del vital pensamiento, de lo atrapado despacio, sólo mirándose.

En este poema lo anímico redobla al portavoz, lo esculpe como el otro, con tono de voz como bebiéndose al ese yo, que no es el reflejo del espejo, sino el espejo en su reflejo, manifestándose fuera de él con el jugo dando un toque de puerta, sólo en si mismo, desnudo con verbo limpio, con ese pálpito irónico que conmueve, ese otro, eres tú o yo, que nos espera al voltear la lúcida esquina de una gran conciencia del otro – yo, ese que veo en el espejo no es yo / sino otro.

Entrando por el espejo – el doble- asumiendo hasta su nombre: Juan Calzadilla en este libro, siento muy apropiado destacar la conciencia poética, mostrándose cuando concentra la agudeza de la palabra dando al acto creativo distintas visiones, hechos y sobre todo la experiencia muy marcada por las otras artes dentro del tiempo- espacio, por ello, el deseo dador se percibe, como también la parte humana, el sello personal de su diálogo muy desprendido de las cánones estéticos hacia un discurso muy lúcido con vela de armas , dentro de las percepciones latentes en conexión con lo palpitante de esta época, sin olvidar el origen dando al círculo de andar todos, y desde allí, se pronuncia La máscara.

Vano ha sido mi esfuerzode encontrar en ti oh rostroalgo que no sea mi máscara .Que la encuentre en mi caminocada vez que inquiero sobre mi vidasólo significa que la llevo conmigoy que es mi fantasma y mi delirio.Por más que intento arrancármelano logro desprenderla de mímás que como lo que elladecidió hacer con mi vida:un trozo sin historia,una mueca, una huella atribulada.Un gesto perdido de un suicida.

La táctica de reproducir La máscara siendo un símbolo hasta ritualista; aquí, por su palabra se confiesa el escritor, real, auténtico, por la aceptación del ser y el oh rostro, que puede ser el de todos. Entramos, a lo paralelo, a lo que se une en un instante para dar manifestación del válido convenio de un trozo sin historia , y la vez, haciéndola con el peso de lo significativo del verbo, sobre la rama cayendo de lo poético esa máscara, sintiéndola como una mueca, una huella atribulada ., la cual lo identifica como pertenencia y permanencia en este oficio, a través de su realidad de espejo, dándonos la llave hacia dentro en la confección de una máscara devuelta al arte, por el movimiento, por lo pictórico que rodea esta gran pintura poética. El ser de adentra, construye, se mira, crea propia presencia para encarnar muchos escuchas sólo mudándose de máscara. Así es el arte, así, es la palabra que parte de un signo depurado hasta volverlo otra vez universal junto a Un gesto perdido de un suicida. Esta imagen, recoge la esencia del idioma, un gesto , una línea en el horizonte mostrando el reflejo de lo ilusorio, tocándonos la real puerta por todos junto a ese saber darle líquido al entorno que rodearnos al mismo tiempo. Siento, que mediante saber -ser- reflejo, la Sabiduría del poeta va tras aceptación del verbo.

III

- Yo soy el universo - eso dice la rana en su canto. Y el primero que se lo cree es su canto. Por eso ella se dirige a éste, inflando el vientre, convencida de que le canta al universo, yde que en su canto le dice:
-Yo soy tú.
Juan Calzadilla

Se entabla desde el reflejo, enmascarado del otro que sin duda puede ser el poeta o el recorrido de muchos –otros- por este laberinto literario, transitando la urbe sintiéndose un personaje de la misma, para llegar a ser vertiente de un arma en vela de la poesía. Juan es el peregrino por todos cuando la palabra es palabra sostenida en el tiempo – espacio, todo va hacia la esencia misma en la afirmación “soy un artista integral”, así, su igual fluye del río, brota y se mueve hacia un océano reflexivo sin un punto final en la Poesía

Un día te encontré en la escritura.
y ya no será un camino torcido
sino sencillamente el que conduce a ti…
yo confío en que por esa vía,
llegue a rozar un día la posteridad.
sé que no será un viaje corto
que garantizará después de todo
que el prodigio que me negó esta vida
será recomenzado en la otra
puesto que como se ha dicho
nadie es poeta antes de morir.

En parentesco futurista hurga su propia realidad. El poeta no los muestra, lo asume, proyectándose a lo que será, así, -sencillamente-, un todo por el todo por la poesía, la aceptación del notorio viaje, dicta desde el presente la visión con su perspectiva visual el lo escrito, trascendiendo lo físico sin un cierre al ramificarse escrito y así, no los deja con el agua del resurgido río sabiendo, desde un ya ese- nadie es poeta antes de morir -. El reconocimiento del oficio, esa otra realidad que nos trae desde su yo más abierto, más genuino como el viaje del encuentro en vela. Calzadilla, nos muestra su rostro, siendo crítico de si mismo, con la agudeza que lo caracteriza con los signos vanguardistas, sin embargo, las entrelíneas expresan la sensibilidad que dialoga con la poesía en su él de todos entrando lo mágico como un susurro recordándonos la genialidad – será recomenzando el la otra -, la otra vida, el instante futuro en un presente tangible como lo es el arte en su totalidad para Juan Calzadilla: su espejo en el reflejo de todos volcando el Lector de poesía :

¡Qué clase de individuo es éste que por mucho tiempono ha leído un poema y que a lo mejor ni siquieraa lo largo de toda la vidaha leído aunque sea un poema?Y que no cree que leer un poema tenga importanciani mucho menos resulte decisivopara influir en el curso de los acontecimientosde una vida que también hubiera continuado vacíaasí hubiese leído todos los poemas.

Con tal lucidez, nos quedará alguna duda, que Juan nos lleva en vela de armas , hacia la evidente encrucijada habitual de cualquier sociedad, de su cualidad de enfrentarla desde la realidad misma, -ser o no ser- pensamiento artístico de ese si o no podría ser lo mismo, pero quién eres; serás ese enlace, sobrevolando el sentido sensorial que desnuda la paradoja donde se funde el ser y la sociedad de un Juan penetrante, fiel al diálogo observado, trasmutado del individuo creando para la humanidad sin haber leído un poema y que pudo leérselos, igual hay vacío, sin alejarse de la auténtica poesía, incluso, Juan nos conduce hacia la búsqueda de lo esencial en pleno, con el –sencillamente- más allá – nadie es poeta antes de morir y con luego –así hubiese leído todos los poemas-, nos vuelca una y otra vez a la página con su reflexiva perseverancia por el lenguaje visual, lenguaje que escucha lo expresivo humano, y nos reintegra una vez más hacia lo interno del símbolo propio como un gran universo recobrando su único cuerpo. Esto es un privilegio para un lector y el escucha, incluyéndome en esta indispensable lectura entre vela de armas y otros libros de Juan Calzadilla, buscando, buscándolo, buscándome el lo infinito, allá, en el vigilo de si mismo, siendo reflejo - espejo muy consciente de su contexto, del futuro entrando por la página del libre pensador en su época, manifestando lo poético cargado del círculo emanado por la fusión del arte; aunque, muchas veces tanta luz ciega, por ello, su escritura dibuja la palabra, expresándola abierta por el recorrido del libro, el cual tiene otras visiones, sólo intento este rozo la poética, el desdoblamiento, la intuición de un doble personaje que nos da esa arma poética, llevándola hacia otro y otro ambiente siendo el protagonista cuando se escribe su propio Epitafio

Todos los que han muerto, murieron por mí.
Todos los que mueren, mueren por mí.
Si no murieron por mí, yo no estaría vivo
Ni siquiera yo llenando por ellos
el lugar que dejaron vacío para mí.
Ni estaría yo ocupado
de escribir en este momento
el poema con que termino


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